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Refranero personal: "Nada quiero de esa falda..."

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  Recuerdo que en septiembre de 2.004, tres meses después de sentir la llamada de la literatura, me moría de ganas de tener un blog. Estando en la ya desaparecida web literaria "Grupobuho", encontré a una chica que tenía uno en su perfil. Le pregunté, y me respondió gustosamente. Pero tanto y tanto quise saber, que debió de pensar que "hombres preguntones tienen dobles intenciones"  😲 y se puso a darme excusas o hacerse la "sorda" ¿De qué manera que no resultara incómoda podría decirle que mi único interés consistía en aprender a manejar el blog? Un par de años más tarde, se me ocurrió esa frase que estáis viendo en la imagen. Qué duda cabe de que si me hubiese ocurrido, recientemente, le habría dedicado este meme. En septiembre del 2.004 aún no sabía usar el blog, y mucho menos, el Photoshop.

La hadita en el desván

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     El hada Mercurita siempre sintió curiosidad por saber lo que guardaba el oscuro desván de su escuela de magia. Unas alumnas mayores le dijeron que no había nada en especial. Otras, por el contrario, le dijeron que había hechizos de todos colores, pergaminos con recetas mágicas y otras cosas insólitas que despertaban su atención.    La   hadita no descartaba que la mayor parte de lo que le habían dicho fuera mentira. Lo cierto es que para bien o para mal, quería entrar, hubiese lo que hubiese. Apenas llevaba un par de meses en esa escuela y había mucho por conocer. Por supuesto, los profesores prohibían a sus alumnas y alumnos acceder a algunos lugares. Decían que eran sitios privados a los que los niños no podían ir. El desván era uno de ellos.    Los desvanes siempre llamaron la atención de la alumna. Recuerda que una vez su vecina, días antes de mudarse de piso, permitió a ella y a su madre acceder a su casa para llevarse las cosas que no le interesaban o no

Las aventuras de Star Gordo: Presentación

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                                                             Durante la calurosa tercera semana del mes de junio del año 2.004 sentí la llamada de la literatura. Escribí, sobre todo, relatos sobre la fantasía y la ficción. Un par de meses más tarde, quise hacer un relato cómico, basado en una serie corta de humor y ficción de principios de los años 80, titulado "La escoba espacial" que cuenta los apuros de un equipo de limpieza galáctico. Pero por desgracia no tuvo mucha aceptación y se rodaron pocos capítulos.    Yo quería hacer un relato, siguiendo ese mismo estilo. El protagonista se llamaría "Star Gordo". "Star" por "Star Wars" y "Gordo" por el héroe de los cómics de los años 30, "Flash Gordon". Pero mientras escribía, sentí que un relato serio resultaría mejor. Abandoné el proyecto de humor y me puse manos a la obra. A pesar de ello, no se me pasaba por la cabeza cambiarle el nombre al personaje principal. Esta

El hada Mercurita: Presentación

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                                                                        Mercurita nació como resultado de un relato largo que quise hacer, titulado: "Los mundos de Kampelina". Fue en primavera del a ño 2.009, creo recordar. De lo que sí me acuerdo es que dicho relato tuvo el honor de ser el primero en ser escrito en mi ordenador portátil, que me compré tras las fiestas de Navidad. La historia relataba la vida de una niña que patinaba muy bien y era admirada en su colegio por eso. Un día, a la salida de la escuela, una mujer conocida en el barrio por adivinar el futuro a sus clientes, se le acercó y le regaló un colgante que la transportaría a otro mundo tras pronunciar unas palabras, que le hizo aprender de inmediato. Kampelina acepta, muy extrañada y llena de confusión. El intenso olor a vino que desprende esa mujer le hace pensar que estaba borracha. Le cuenta el suceso a una amiga y a un primo, que se ríen de ella. Lo más seguro es que si pronuncia las palabras

10 años escribiendo

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 No recuerdo qué día fue, pero sí, que tuvo lugar en junio del año 2.004, en la segunda quincena. Dicho mes está estrechamente ligado a mí, pues el 13 de junio es San Antonio; el 18, mi cumpleaños. El 21, verano, y el 29, mi bautizo, además de mi segundo santo, pues mi segundo nombre es "Pedro".    Si mi memoria no me falla, la llamada de la literatura llegó entre el 22 y el 28. Mi primer relato, "el banquete de los orcos", lo escribí con mucho desorden y alguna que otra falta de ortografía, tal y como ocurre la primera vez que una persona decide hacer algo que considera importante en su vida. De poesía poco puedo decir, pues no se me da tan bien como quisiera, aunque alguna que otra breve cosilla, sí que he hecho.    En el año 2.004 ya llevaba un año superando ese miedo terrible a meterme en los foros de internet. Pocos años antes era frecuente que por error te metieras en un sitio de esos conectados a un 906, y tuvieras que pagar un di